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Notas del episodio:

Muchos consideran a la arquitectura vernácula como la arquitectura tradicional de nuestros antepasados, más ligado a la autoconstrucción. También es considerado un estilo arquitectónico, que representa la mayoría de edificios y asentamientos creados en las sociedades preindustriales. Pero lejos de estas suposiciones, la arquitectura vernácula es el reflejo de la cultura regional y la sabiduría ancestral, en la que las viviendas respondían a las condiciones climáticas del lugar, en específico a los microclimas. Y además utilizaban los materiales que podían encontrar a su alrededor, lo que hoy conocemos como materiales de proximidad.

El término vernáculo proviene del latín vernaculus, que significa doméstico, nativo, indígena. Muchas de las culturas indígenas han transferido su conocimiento a la memoria colectiva para seguir aprovechando estos sistemas constructivos que se han transformado en lo que hoy conocemos cómo arquitectura bioclimática, natural y bioconstrucción.

Materiales y ejemplos de arquitectura vernácula.

Como bien he dicho, la arquitectura vernácula se centraba en construir a través de materiales que tuvieran cercanos. Y esos materiales variaban dependiendo de la ubicación y el tipo de clima.

Por ejemplo, en Turquía, existen las casas colmena y construían con adobe, que era una mezcla de arcilla, arena y paja, esto iba muy bien para climas desérticos. Estos materiales los ayudaban en verano a mantener un interior fresco, al contar con pocas ventanas que permitieran el paso de la radiación solar. Y esas mismas condiciones los protegían en las heladas de los inviernos. La ayuda de estos materiales los protegían de la variación de temperatura (de unos 55º C en el día a 15 °C durante la noche). En el interior se podía mantener la temperatura entre 24º C y 29 °C sin necesidad de aire acondicionado o calefacción.

En climas ecuatoriales podemos encontrar las casas malayas, originarias de la Península de Malaca, Sumatra y Borneo. Usan la madera o el bambú. Su estructura era sobre pilotes y se tenían acceso por una escalera, para brindar protección por animales salvajes y ladrones. Al ser un clima con presencia de lluvias, techo era a dos aguas.

En zonas donde existen temperaturas bajas y fuertes vientos, como en Siberia y Mongolia, las yurtas fueron las viviendas que dieron solución a esta problemática. Están fabricadas a base de un entramado de madera que soportan las vigas del techo redondeado, y dejan un anillo en el centro para permitir la ventilación e iluminación natural. Además de que es el soporte para las capas de lona y paja y que son atadas con cuerdas.

En climas fríos, el objetivo principal era conservar el calor en el interior y evitar que se escape. Por eso la piedra fue uno de los materiales más utilizados en construcciones de este tipo de clima. Ejemplo de este tipo de construcción, tenemos el Chibotte o tsabone en Francia.

El iglú. El ejemplo más conocido.

He dado ejemplos de climas que pueden ser muy calurosos o con una gran variación de temperatura. ¿Pero qué sucede en un clima realmente extremo como zonas heladas?

En climas extremadamente fríos la solución por excelencia son los iglús. Que son edificaciones que podemos visualizar comúnmente en el ártico y Alaska. Es uno de los ejemplos de arquitectura vernácula más conocido y por eso hoy compartiré mi experiencia construyendo y probando lo que es el interior de un iglú.

El iglú se construye a través de bloques de hielo, y se van situando en espiral hasta formar una cúpula. Su base es circular y el tamaño depende de cuántas personas cobijará en su interior.

Esta aventura no habría sido posible compartirla sin la ayuda de Pau y Arnau de OHMAMIGLU, quienes con su experiencia nos ayudaron a mis amigos y a mí a aprender las bases para construir un iglú que de verdad funcionara para este tipo de climas.

OHMAMIGLU es una asociación sin fines de lucro de constructores de Iglus en Cataluña. Cataluña es una comunidad casi en frontera con Francia, al norte de España. Se dedican desde hace 20 años a difundir al iglu como una actividad de invierno popular, sencilla, ecológica y austera.

Para poder construir el iglú tuvimos que viajar a Col de Puymorens, que es una zona con vistas espectaculares al sur de Francia. Pero no quiero dar más detalles y les comparto el siguiente video donde documenté todo el proceso.


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