
¿Qué es Taxonomía?
El mundo está en constante transformación y nuestra huella ambiental crece con cada avance. A medida que la población aumenta, la demanda de "calidad de vida" también lo hace, aunque en muchos casos esto implica un mayor consumo de recursos que impactan negativamente en el entorno. Como resultado, emergen problemáticas como el cambio climático, cuyas consecuencias son bien conocidas y no necesitan mayor explicación.
El problema es que muchas empresas aprovechan la creciente demanda de sostenibilidad para hacer pasar por "verdes" productos o servicios que no lo son, recurriendo a estrategias de greenwashing. Para evitar estas prácticas engañosas, surge la Taxonomía, un marco regulador que busca definir con claridad qué actividades pueden considerarse realmente sostenibles.
En este momento, compartiré información sobre la Taxonomía de la Unión Europea, pero este es un tema que ya está cobrando relevancia en Latinoamérica. Un ejemplo es México, que en marzo de 2023 publicó la primera edición de su Reporte de Taxonomía Sostenible a través de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La Taxonomía no solo trata de sostenibilidad, sino también de dinero, ya que define qué inversiones pueden acceder a financiamiento, garantizando que los recursos se dirijan a proyectos con un impacto ambiental real y medible.
En el sector de la construcción, Europa ha adoptado un enfoque más estricto: solo financiará proyectos que cumplan con criterios específicos de reducción de huella de carbono. En este contexto, los fondos públicos europeos se destinarán exclusivamente a actividades alineadas con la meta de cero emisiones de CO₂, a través de los llamados Fondos Next Generation.
¿Qué es la Taxonomía y para qué sirve?
La Taxonomía de la UE es una herramienta diseñada para definir qué actividades económicas pueden considerarse sostenibles, estableciendo criterios técnicos comunes alineados con los objetivos de la Unión Europea.
En 2018, se publicó el Plan de Acción para el Financiamiento Sostenible, con el objetivo de redirigir el capital hacia un crecimiento económico alineado con la sostenibilidad. Para lograrlo, era necesario tipificar qué actividades cumplen con estos principios, y es aquí donde surge la Taxonomía de la UE.
Este marco regulador se formalizó con el Reglamento (UE) 2020/852 del Parlamento Europeo y del Consejo, de 18 de junio de 2020, relativo al establecimiento de un marco para facilitar las inversiones sostenibles y por el que se modifica el Reglamento (UE) 2019/2088 sobre la divulgación de información relativa a la sostenibilidad en el sector de los servicios financieros.
La Taxonomía proporciona un marco claro para evaluar la sostenibilidad de las actividades económicas y cumple tres funciones clave:
Inventario para el futuro: Identifica y clasifica actividades ambientalmente sostenibles, brindando confianza y transparencia al mercado.
Facilitador de información: Permite medir el grado de sostenibilidad de una inversión y el porcentaje de actividades alineadas con los objetivos ambientales.
Herramienta de transición: Ayuda a empresas e inversores a planificar e informar sobre su transformación hacia un modelo más sostenible, estableciendo objetivos y direcciones claras para distintas actividades económicas.
La Taxonomía se centra en seis objetivos ambientales principales:
1. Mitigación del cambio climático (En vigor enero 2022)
2. Adaptación al cambio climático (En vigor enero 2022)
3. Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos
4. Transición hacia una economía circular (En vigor enero 2024)
5. Prevención y control de la contaminación
6. Protección y restauración de la biodiversidad y los ecosistemas
Principios y Desarrollo de la Taxonomía de la UE
Para que una actividad económica sea considerada sostenible según la Taxonomía de la UE, debe cumplir con una serie de criterios técnicos que garantizan su alineación con los objetivos de la Unión Europea.
Una actividad económica debe cumplir con los siguientes principios fundamentales:
Contribución sustancial: Debe aportar de manera significativa a uno o más de los objetivos ambientales establecidos en la Taxonomía. (Son los 6 que mencioné anteriormente)
No causar daño significativo (DNSH): No debe comprometer ninguno de los otros cinco objetivos ambientales definidos por la UE.
Garantías sociales mínimas: Las actividades deben respetar los estándares internacionales de derechos humanos y prácticas responsables, según lo establecido por las Líneas Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales y los Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
La Taxonomía de la UE se fundamenta en evidencia científica y en la experiencia industrial, con la participación de organismos clave como:
Joint Research Centre de la UE: Institución científica que apoya el desarrollo de políticas basadas en datos.
Technical Expert Group on Sustainable Finance (TEG): Grupo de expertos que asesora sobre sostenibilidad financiera.
Platform on Sustainable Finance: Organismo que orienta a la Comisión Europea en la evolución y aplicación de la Taxonomía.
Sectores y Actividades Cubiertas por la Taxonomía
El Reglamento de Taxonomía establece criterios para trece sectores clave, responsables de casi el 80 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en Europa, y abarca alrededor de 90 actividades económicas.
Uno de los sectores más relevantes es el de construcción y actividades inmobiliarias, que incluye las siguientes 10 actividades económicas:
1. Construcción de edificios nuevos
2. Renovación de edificios existentes
3. Instalación, mantenimiento y reparación de equipos de eficiencia energética
4. Infraestructura para vehículos eléctricos (estaciones de recarga en edificios y plazas de aparcamiento)
5. Sistemas de control del rendimiento energético en edificios
6. Instalación, mantenimiento y reparación de tecnologías de energía renovable
7. Adquisición y propiedad de edificios
8. Demolición y derribo de edificios y otras construcciones
9. Mantenimiento de carreteras y autopistas
10. Uso de hormigón en ingeniería civil
Expansión de la Taxonomía: Dimensión Social
Si bien la Taxonomía se ha centrado principalmente en criterios ambientales, en febrero de 2022 la Comisión Europea publicó el Informe Final de la Taxonomía Social, ampliando su alcance para incluir aspectos relacionados con la justicia social y la ética empresarial.
Algunos de los criterios evaluados en la Taxonomía Social incluyen:
Derechos humanos
Gobernanza y ética empresarial
Acceso a servicios de salud
Igualdad y no discriminación
Con esta ampliación, la Taxonomía de la UE se consolida como una herramienta integral que no solo define qué actividades son ambientalmente sostenibles, sino que también promueve la responsabilidad social en la economía global.
Beneficios de la Taxonomía para las Empresas
Implementar la Taxonomía de la UE ofrece diversas ventajas para las empresas del sector inmobiliario y de la construcción, facilitando la transición hacia un modelo más sostenible y competitivo.
Mayor transparencia: Define con claridad qué actividades son realmente sostenibles, facilitando la comunicación con inversores y otras partes interesadas.
Acceso a financiación verde: Al cumplir con los criterios de la Taxonomía, las empresas pueden acceder a fondos y mecanismos de inversión destinados a proyectos sostenibles.
Ventaja competitiva: Adoptar estándares de sostenibilidad mejora la reputación corporativa y atrae a clientes, empleados e inversores que valoran prácticas responsables.
Reducción de riesgos financieros: Al homogeneizar las métricas de sostenibilidad, la Taxonomía ayuda a evitar inversiones en activos de dudosa viabilidad ambiental, reduciendo así los costos de evaluación y análisis.
Impulso a la innovación y desarrollo (I+D): Las empresas alineadas con los objetivos sostenibles de la UE tienen más oportunidades de acceder a financiamiento para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías y procesos constructivos sostenibles.
Reforzamiento de la responsabilidad ambiental y social: Construir bajo los criterios de la Taxonomía fortalece la Responsabilidad Social Corporativa (RSC) y mejora el desempeño en factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza), lo que genera confianza en los mercados y en la sociedad.
Criterios de Sostenibilidad en la Edificación y el Sector Inmobiliario
El sector de la construcción y las actividades inmobiliarias cuentan con indicadores específicos para garantizar un desarrollo urbano más sostenible en el futuro. A continuación, se resumen los criterios establecidos hasta el momento para nueva construcción, rehabilitación y adquisición de edificios
Requisitos básicos
Garantías mínimas: Se exigen garantías sociales comunes a todas las actividades económicas.
Criterios de Contribución Sustancial
Mitigación del cambio climático:
Reducción del consumo energético: Se establecen objetivos para minimizar el consumo de energía primaria durante la vida útil del edificio, adaptados a cada tipo de actividad.
Enfoque basado en el ciclo de vida: En edificios nuevos de gran tamaño, se incorpora el análisis de ciclo de vida (ACV) para evaluar su impacto poniendo atención en el Potencial de calentamiento global.
Control de calidad en la construcción: Se implementan medidas para garantizar la correcta ejecución de la envolvente del edificio, mejorando su eficiencia energética.
Gestión energética en edificios existentes: Los edificios no residenciales de gran tamaño deberán contar con un gestor energético para optimizar su consumo y desempeño ambiental.
Adaptación al cambio climático
Resiliencia climática: Se busca diseñar y construir edificios capaces de resistir los efectos del cambio climático a lo largo de su vida útil.
Análisis de riesgos climáticos: Se deben evaluar los impactos potenciales del clima actual y futuro en la edificación.
Estrategias alineadas: Las medidas adoptadas deben estar en concordancia con normativas y planes de acción climática de mayor rango.
No interferencia en terceros: Las estrategias de adaptación no deben comprometer iniciativas ambientales o sostenibles de otras partes.
Soluciones basadas en la naturaleza: Se prioriza el uso de estrategias naturales para mejorar la capacidad de adaptación del edificio.
Objetivos medibles: Se deben establecer indicadores cuantificables para evaluar la efectividad de las medidas implementadas.
Monitorización y corrección: Es necesario realizar un seguimiento continuo y ajustar las estrategias si los objetivos no se cumplen.
Transición hacia una economía circular
Diseño y construcción circular: Se promueve la integración de principios de economía circular en todas las etapas del proyecto.
Gestión eficiente de residuos: Se establecen estrategias para la reducción y gestión de residuos de construcción y demolición.
Optimización de materias primas: Se fomenta el uso responsable de materiales.
Digitalización y trazabilidad: Se impulsa el uso de herramientas electrónicas para mejorar la trazabilidad de los materiales y facilitar la gestión circular de los recursos.
No causar un perjuicio significativo
Mitigación del cambio climático
Se enfoca en la reducción del consumo de energía durante la fase de uso del edificio.
Adaptación al cambio climático
Considera la integración de análisis de riesgos climáticos y la implementación de medidas de adaptación.
No exige un monitoreo continuo ni la mejora obligatoria de estas medidas.
Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos
Exige la reducción del consumo de agua en griferías y sanitarios del edificio.
Plantea la implementación de medidas para proteger la calidad o consumo del agua durante la obra.
Transición hacia una economía circular
Establece un mínimo del 70 % de reutilización o reciclaje de residuos de construcción y demolición.
Impulsa la incorporación de criterios de diseño circular en los proyectos.
Fomenta la demolición selectiva de edificios para maximizar la reutilización de materiales.
Prevención y control de la contaminación
Prohíbe el uso de sustancias peligrosas en los productos empleados en el edificio.
Limita específicamente las emisiones al aire de compuestos orgánicos volátiles (COV) y formaldehído.
Exige la evaluación de contaminación del suelo en terrenos donde sea necesario.
Obliga a implementar medidas para la reducción de ruido, polvo y emisiones durante la obra.
Protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas
Cuando sea obligatorio, exige la elaboración de un informe ambiental con medidas de protección y compensación.
Prohíbe la construcción en suelos protegidos, terrenos productivos, bosques o áreas con alto valor ecológico.
En entornos sensibles, exige la realización de evaluaciones de impacto y medidas de mitigación.
Desafíos
Implementar la Taxonomía de la UE presenta desafíos significativos, especialmente en la recopilación de datos precisos y la adaptación a criterios en constante evolución.
Un estudio realizado en marzo de 2021 por el Green Building Council España (GBCe) junto con los GBC de Alemania (DGNB), Dinamarca (DK-GBC) y Austria (ÖGNI) sobre la aplicación de la Taxonomía en el sector de la construcción y las actividades inmobiliarias concluyó que el mercado inmobiliario debía actualizarse para cumplir con los criterios de sostenibilidad, particularmente en lo que respecta a los edificios existentes. El informe destacó que:
La falta de disponibilidad de datos verificables dificultaba la correcta evaluación de los criterios.
Algunos requisitos eran difíciles de cumplir en su formulación original.
En 2023, este grupo publicó un nuevo estudio sobre Taxonomía y economía circular, en el que se concluyó que:
Los criterios de economía circular propuestos en la Taxonomía de la UE son altamente ambiciosos y complejos de aplicar a gran escala.
El mercado actual muestra mayor compromiso con los criterios de mitigación del cambio climático, mientras que la adopción de principios de economía circular sigue siendo limitada.
Esto genera incertidumbre sobre los futuros niveles de cumplimiento y reporte de estos criterios dentro de la Taxonomía Europea.
Además, el estudio reveló que solo un 15 % de los edificios existentes serían capaces de cumplir más de dos tercios de los criterios exigidos por la Taxonomía Europea, lo que evidencia la necesidad de mayores esfuerzos en adaptación y transformación del sector inmobiliario.
Conclusión
La Taxonomía de la Unión Europea se ha consolidado como una herramienta clave para la transición hacia una economía más sostenible y transparente. Su implementación no solo permite definir con claridad qué actividades pueden considerarse sostenibles, sino que también vincula al sector financiero con los objetivos de descarbonización, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y el Pacto Verde Europeo.
Para acceder a financiamiento público dentro de la UE, los proyectos deben cumplir estrictamente con los criterios establecidos por la Taxonomía. Esto asegura que los fondos se destinen a actividades que generan un impacto ambiental positivo y medible, evitando el greenwashing y promoviendo inversiones más responsables.
Sin embargo, su adopción aún enfrenta retos significativos. La falta de datos verificables, la complejidad de ciertos requisitos y la dificultad de adaptación del sector inmobiliario, especialmente en edificios existentes, muestran que aún hay un camino por recorrer. A pesar de ello, la Taxonomía sigue evolucionando, incorporando criterios más ambiciosos como los de economía circular y aspectos sociales, lo que fortalecerá su papel como un estándar de sostenibilidad a nivel global.
En este contexto, el éxito de la Taxonomía dependerá de la capacidad de las empresas y el sector financiero para adaptarse a estos nuevos criterios y aprovechar las oportunidades que brinda. Más allá de un simple marco regulador, representa una transformación estructural del mercado, impulsando un futuro donde la sostenibilidad sea el pilar central de la inversión y el desarrollo económico.
No sé con certeza cómo seguirá evolucionando la Taxonomía, pero lo que sí tengo claro es que continuaré informándome y compartiendo semanalmente los cambios en el sector de la construcción para ayudarte a diseñar proyectos más sostenibles.
Espero que este artículo te haya sido útil y, si tienes alguna opinión o aporte, estaré encantada de leerte. Este contenido forma parte de mi investigación, pero siempre estaré abierta a complementarlo con la experiencia y conocimientos de la comunidad.
La sostenibilidad es un concepto en constante evolución, y compartir información es la mejor manera de avanzar juntos hacia un futuro más sostenible.
Un abrazo,
Adaliz Sayago