Diseño para la accesibilidad

El diseño accesible no es solo movilidad

September 10, 20256 min read

¿Y si “accesible” no solo significara valorar la movilidad, sino también la forma en que sentimos nuestro propio hogar?

Imagina llegar cada día a una habitación que, sin que lo notes con los sentidos de inmediato, te abruma: el blanco impoluto en las paredes grita en lugar de susurrar, el suelo frío transmite electricidad estática que te deja tenso, y las texturas te exigen más atención de la que deseas dar. Si tu cuerpo (y tu mente) se resisten, ese espacio deja de ser refugio y se convierte en barrera.

¿Accesibilidad sensorial?

La situación anterior es, muy a menudo, cómo viven muchas personas neurodivergentes: entornos que simplemente no las acogen. Por eso me emociona compartir contigo el trabajo de Veronica Martin , diseñadora apasionada que desde su propio camino (como madre, neurodivergente y creadora de Artipic Bio Interiors), transforma espacios con sentido, dignidad y humanidad. Su enfoque profundo me hace repensar mi propio trabajo, enlazándolo con los principios de mi metodología Blueprint.

Porque el diseño accesible no es solo movilidad.

Es también entender cómo una luz blanca puede desregular el descanso de un niño. Cómo un pasillo largo y oscuro puede convertirse en un túnel hostil para alguien con hipersensibilidad sensorial. O cómo pintar una habitación con materiales plásticos puede disparar compuestos tóxicos que alteran el sistema nervioso sin que nadie lo perciba hasta que el cuerpo comienza a gritar.

Verónica explicó con claridad la diferencia entre accesibilidad cognitiva y sensorial. La primera tiene que ver con cómo entendemos y navegamos un espacio: señales visuales, pictogramas, recorridos lógicos. La segunda se enfoca en cómo ese espacio nos afecta emocional y físicamente a través de estímulos: el sonido, la luz, las texturas, los olores.

Neurodivergencia: diseñar para la diversidad cerebral

La accesibilidad cognitiva y sensorial es, en realidad, una forma de justicia espacial. Afecta no solo a personas con un diagnóstico formal como autismo o TDAH, sino también a quienes simplemente sienten "demasiado" o "de forma distinta". En su estudio, Verónica y su equipo multidisciplinar trabajan desde perfiles sensoriales y cognitivos para diseñar casas que no se sientan como laberintos, sino como refugios.

Diseñar desde la empatía es diseñar para todos.

Me resonó especialmente cómo ella insiste en repensar la jerarquía de los espacios: ¿quién pasa más tiempo en cada estancia?, ¿por qué damos siempre la mejor habitación a los adultos si los niños o adolescentes pasan más horas en casa?, ¿cómo pueden pequeños ajustes de distribución, iluminación o color devolverle el bienestar a una familia entera?

También hablamos de errores comunes: como los pasillos largos y estrechos, que crean un efecto túnel y provocan ansiedad, especialmente en los niños. O de baños inadaptados, donde una futura necesidad de movilidad queda descartada por falta de previsión. Verónica mencionó casos donde solo cambiar los colores de una habitación o reemplazar una luz blanca por una cálida logró que un niño volviera a dormir solo en su cuarto.

A menudo pensamos en sostenibilidad solo en términos de eficiencia energética o reducción del impacto ambiental. Pero, ¿qué pasa con la salud de las personas que habitan esos espacios?

Desde la arquitectura sostenible, sostenibilidad también significa crear entornos que cuiden el cuerpo, regulen el sistema nervioso y acompañen nuestras emociones cotidianas.

Sostenibilidad también es salud

En mi metodología Blueprint del diseño sostenible y saludable, esta mirada se conecta con varios principios esenciales:

  • Calidad del espacio interior

  • Materiales saludables

  • Diseño flexible

  • Integración con el entorno (en este caso, con el entorno humano y emocional)

Y también con al menos cuatro de los 7 elementos saludables que trabajamos:

  • Confort

  • Calidad de la luz

  • Calidad del aire (afectada por pinturas, plásticos y emisiones)

  • Biofilia (cuando hablamos de madera real, texturas naturales, luz solar)

En esta entrevista con Verónica, surgieron muchas coincidencias con la forma en que enseño sostenibilidad y salud en mi consultoría grupal. Si te interesa, puedes unirte a la lista de espera.

Una de las claves que me gustó cómo explicó fue esta:

“Una pintura puede tener un sello ecológico porque no contamina en su proceso de fabricación, pero si contiene compuestos orgánicos volátiles (COVs), seguirá afectando la calidad del aire interior durante años.”

Es un gran ejemplo de cómo lo ecológico no siempre es saludable.

Si sellamos bien una vivienda para hacerla más eficiente, pero no ventilamos ni elegimos materiales seguros, podríamos estar construyendo una cápsula... perjudicial para la salud.

Pequeños cambios, grandes diferencias

Algo tan simple como:

  • Cambiar una pintura plástica por una de arcilla

  • Elegir madera maciza en lugar de melaminas

... puede transformar por completo la experiencia física y emocional de quienes habitan un espacio.

Porque la sostenibilidad real no puede desligarse de la experiencia sensorial, ni de la biología humana.

Los materiales naturales, bien elegidos, no solo reducen el impacto ambiental. También:

  • Mejoran el descanso

  • Regulan el sistema nervioso

  • Reducen la carga tóxica cotidiana

Diseñar pensando en personas neurodivergentes, por ejemplo, no es crear espacios "especiales". Es aplicar empatía radical, escucha activa y diseño inclusivo, y eso, al final, beneficia a todos.

Arquitectura con escucha activa

Y sí, también implica cuestionar nuestros propios hábitos como arquitectas y arquitectos. ¿Cuántas veces hemos repetido fórmulas sin detenernos a pensar en sus efectos reales? ¿Cuántas veces nos hemos enfocado en cumplir normativa sin preguntarnos cómo se siente vivir ahí, día tras día?

Verónica también mencionaba algo que me pareció fundamental: si durante la obra las emociones del cliente no se gestionan con cuidado, es probable que esa emoción negativa se ancle al espacio. Que esa casa, en lugar de ser hogar, quede vinculada al estrés, a la incertidumbre, al miedo. Y eso no se arregla con decoración.

Ella, por ejemplo, prefiere dar fechas con margen para cumplir antes de lo prometido. Y ofrece acompañamiento psicológico durante las obras, no solo para resolver dudas prácticas, sino para facilitar la transición emocional hacia el nuevo hogar. Porque un espacio se habita desde mucho antes de poner el primer mueble.

Diseñar bien es ayudar a las personas a habitarse mejor a sí mismas.

¿Por dónde empezamos?

Tal vez por escuchar más. Observar más. Preguntar no solo qué quiere el cliente, sino cómo quiere sentirse. Y a partir de ahí, aplicar todo lo que sabemos: desde el confort ambiental hasta el biointeriorismo, desde los mapas sensoriales hasta los principios de diseño universal.

Porque si algo me quedó claro después de esta conversación es que diseñar bien no es solo proyectar espacios bellos, sostenibles o funcionales. Es diseñar desde la comprensión profunda del ser humano.

🔔 Nota importante: Verónica acaba de lanzar una plataforma que reúne todo el acompañamiento que necesitan las personas neurodivergentes. Si quieres aprender más o te identificas con este camino, visita su web: https://www.atipicos.org/es

¿Y tú, cómo quieres sentirte cuando entras en casa?

Aquí te dejo el video de esta entrevista, que lo disfrutes.

Adaliz Sayago

Curso arquitectura sostenible

Adaliz Sayago

Soy arquitecta y gestora ambiental, lo que me llevó de forma natural a especializarme en sostenibilidad en la construcción, aprovechando la estrecha relación entre ambas disciplinas. Estoy segura de que aprenderás mucho conmigo.

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