
¿Qué es el diseño biofilico?
Imagina entrar a un edificio y sentir, sin saber exactamente por qué, que respiras mejor, piensas con más claridad y te sientes en paz. ¿Te ha pasado? Ese es el poder del diseño biofílico.
Aunque parezca un concepto nuevo, en realidad es algo que llevamos en nuestro ADN. Pasamos el 99% de nuestra evolución en contacto directo con la naturaleza. Sin embargo, hoy, más del 90% de nuestro tiempo lo pasamos en espacios interiores, muchos de ellos desconectados de ese entorno que nos hacía sentir vivos.
¿Qué es el diseño biofílico?
El diseño biofílico es una estrategia integral que busca reconectar al ser humano con la naturaleza a través del entorno construido. No se trata de decorar con plantas o usar madera en el revestimiento. Bien aplicado, el diseño biofílico puede:
Reducir el estrés
Mejorar la creatividad y la concentración
Aumentar la productividad
Favorecer la recuperación en entornos de salud
Elevar la calidad de vida de quienes habitan los espacios
Stephen Kellert, uno de los referentes en este campo, lo define como una necesidad evolutiva: necesitamos la naturaleza para desarrollarnos plenamente, tanto física como emocionalmente.
La ciencia del bienestar a través del diseño
Estudios como los de Terrapin Bright Green han identificado 14 patrones de diseño biofílico, agrupados en tres grandes categorías:
1. Naturaleza en el espacio: Presencia directa de elementos naturales: luz solar, agua, vegetación, aire fresco, sonidos y aromas naturales. Se relaciona con la calidad del aire, la luz, el confort y la biofilia.
2. Análogos naturales: Materiales, formas, patrones y texturas que evocan la naturaleza sin ser literalmente elementos vivos. Fomentan la sensación de calma y seguridad.
3. Naturaleza del espacio: Configuraciones espaciales que despiertan respuestas emocionales primitivas: seguridad, curiosidad, vigilancia, exploración. Se vinculan al confort emocional, la seguridad y el movimiento.
Mi mirada como arquitecta
Muchos proyectos siguen poniendo el foco en la eficiencia energética o el cumplimiento normativo. Y aunque estos aspectos son fundamentales, a menudo se dejan de lado otros igual de cruciales: el impacto emocional y fisiológico del espacio.
¿Cómo no aprovechar todo el conocimiento que hoy tenemos sobre neurociencia, psicología ambiental y salud pública para enriquecer nuestro proceso de diseño?
Los datos hablan por sí solos:
Diversos estudios, incluyendo el de Ulrich et al. (1991), han demostrado que los entornos naturales pueden facilitar una recuperación significativamente más rápida del estrés, tanto fisiológica como emocionalmente
Según estudios del Heschong Mahone Group (1999), estudiantes en aulas con más luz natural progresaron entre un 20% y 26% más rápido en lectura y matemáticas. En paralelo, se observaron incrementos de hasta un 40% en ventas en tiendas con claraboyas.
Diversos estudios han demostrado que la simple presencia de naturaleza puede tener efectos terapéuticos profundos en muy poco tiempo. Por ejemplo, el investigador Roger Ulrich encontró que con tan solo 3 a 5 minutos de exposición visual a un entorno natural —como un jardín o una vista con vegetación— ya se pueden observar reducciones medibles en la presión arterial, la tensión muscular y la frecuencia cardíaca. Esto aplica no solo a pacientes, sino también a personal sanitario y familiares, que encuentran en los jardines hospitalarios un refugio emocional y fisiológico ante el estrés del entorno clínico (Ulrich, 2002) .
Desde la metodología Blueprint del diseño sostenible y saludable, el diseño biofílico es un eje transversal que refuerza:
La calidad del espacio interior
La biofilia como base del bienestar
La integración con el entorno
El diseño flexible y sensorial
La descarbonización mediante soluciones pasivas
Diseñar desde la naturaleza es volver a poner a las personas en el centro del proceso arquitectónico.
¿Cómo empezar?
Una de las grandes virtudes del diseño biofílico es que no requiere grandes presupuestos para generar impacto. Puede comenzar con una ventana bien orientada, un cambio de material o una planta colocada con intención.
Aquí algunos puntos de partida accesibles y escalables:
Luz natural y ventilación cruzada
Orienta espacios hacia la mejor luz.
Usa ventanas operables y estrategias pasivas.
Integra celosías, aleros y patios que regulen el microclima.
Impacto: mejora el sueño, reduce el consumo energético y mejora el confort.
Materiales con textura y memoria
Usa madera, piedra o fibras vegetales.
Prioriza lo local, natural y envejecible.
Impacto: activa respuestas sensoriales, genera confort emocional y sentido de pertenencia.
Plantas reales con propósito
Selecciona especies adaptadas y purificadoras.
Integra vegetación en espacios activos y de transición.
Impacto: reduce el estrés, mejora el aire y la productividad.
Prospecto y refugio
Crea vistas abiertas combinadas con rincones recogidos.
Alterna luz intensa con zonas más controladas.
Impacto: sensación de seguridad y estímulo cognitivo.
Ciclos naturales y paso del tiempo
Juega con sombra, agua, vegetación estacional.
Impacto: conecta con los ritmos naturales, reduce fatiga y refuerza el arraigo.
“El diseño biofílico no es solo poner plantas; es diseñar para generar bienestar” Nuria Gil Polo
En una conversación reciente con Núria Gil Polo, arquitecta especializada en diseño biofílico, surgieron reflexiones que me gustaría compartir porque refuerzan profundamente la visión que defiendo desde la metodología Blueprint.
Una de las frases que más me marcó fue:
“Estamos acostumbrados a proyectar pensando solo en la función técnica, pero ¿y si pensamos en cómo se va a sentir una persona en ese espacio?”
Nuria explica que el diseño biofílico no puede entenderse como un recurso decorativo o un añadido de último momento. Debe integrarse desde el origen del proyecto, como parte de una estrategia coherente de salud ambiental, bienestar emocional y conexión con el entorno.
También insiste en algo esencial:
“El diseño biofílico es una herramienta muy potente, pero hay que saber cómo usarla para que no se quede solo en una estética verde.”
Esta mirada coincide con los principios que guían el Blueprint: entender el entorno construido no solo como refugio, sino como una extensión del cuerpo y del paisaje, capaz de mejorar nuestra salud, nuestra productividad y nuestras emociones más profundas.
Si quieres puedes ver la entrevista completa en este episodio de mi canal de Youtube.
Gracias por leer hasta aquí.
Un abrazo,
Adaliz Sayago
