Que es neuroarquitectura

¿Qué es la neuroarquitectura y cómo mejora nuestro proceso de diseño?

February 12, 20259 min read

Hace poco terminé de leer por segunda vez el libro Neuroarquitectura: Aprendiendo a través del espacio de Ana Mombiedro. Aunque no es mi área de especialización, despertó en mí un profundo interés y curiosidad por seguir investigando cómo los espacios que habitamos influyen en nuestras emociones y bienestar. Para mí, mejorar la calidad de vida de las personas es fundamental, especialmente cuando están invirtiendo en construir la casa de sus sueños y la inversión no es nada despreciable, para algunos significa hipotecar 30 años de su vida para poder pagar ese sueño. Si la arquitectura puede ser una herramienta para mejorar esa calidad de vida, estoy encantada de seguir compartiendo información sobre este fascinante tema. Dicho esto, ¡comencemos con el artículo que quiero presentarte!

Imagina llegar a tu lugar de trabajo: un espacio lleno de luz natural, con vegetación que aporta frescura, colores suaves que generan calma y una disposición que favorece la colaboración. Este entorno no solo mejora la productividad, sino también la sensación de confort y satisfacción de quienes lo habitan. Por el contrario, un espacio con iluminación artificial intensa, sin vistas al exterior y mal ventilado, podría generar fatiga y estrés.

En un mundo donde el 90% de nuestro tiempo transcurre en interiores, según la OMS, la neuroarquitectura nos ofrece herramientas para diseñar espacios que no solo sean estéticamente agradables, sino que también promuevan la salud, la creatividad y el bienestar integral. Pero voy a responder, ¿Qué es la neuroarquitectura?

Neuroarquitectura: Más que diseño de espacios.

La neuroarquitectura no es un estilo ni una tendencia, es una nueva forma de entender el diseño de los espacios. En lugar de centrarse únicamente en dimensiones, materiales o tipologías, esta disciplina se enfoca en las emociones y las acciones que suceden dentro de ellos. Los espacios, más que escenarios pasivos, se convierten en protagonistas que interactúan constantemente con quienes los habitan.

Un ejemplo clave de este enfoque es la propuesta de clasificar los ambientes no por su función tradicional (dormitorio, sala o cocina), sino por las acciones que allí ocurren: descansar, socializar, trabajar o cocinar. Este cambio de paradigma permite diseñar espacios más dinámicos y conectados con las necesidades reales de las personas.

Además, la neuroarquitectura utiliza herramientas como mapas térmicos y análisis sensorial para optimizar el diseño desde una perspectiva emocional. Por ejemplo, se considera qué estímulos se activarán en un espacio y cómo estos influyen en los sentidos, logrando entornos que no solo se habitan, sino que se sienten.

Diseñar desde la neuroarquitectura significa entender que cada decisión –desde la luz hasta la textura de un material– impacta la calidad de vida de quienes habitan el espacio. Es un recordatorio de que la arquitectura no solo debe satisfacer necesidades físicas, sino también cuidar de la salud emocional de las personas.

El sistema nervioso: La base del diseño consciente

La neuroarquitectura parte de una premisa fundamental: los espacios que habitamos interactúan directamente con nuestro sistema nervioso, influyendo en nuestras emociones, comportamiento y bienestar. Esto sucede porque nuestro cerebro procesa de manera continua los estímulos del entorno, aunque no siempre seamos conscientes de ello.

Dos mecanismos esenciales explican esta interacción:

- Efecto "bottom-up": Se origina en el sistema límbico, la parte más primitiva de nuestro cerebro. Este mecanismo responde de forma instintiva y emocional a estímulos inmediatos, como la textura de un material, un cambio brusco en la iluminación o un color vibrante en el entorno. Estas reacciones pueden generar sensaciones de alerta, calma o incluso estrés.

- Efecto "top-down": Involucra la corteza cerebral, la región más evolucionada del cerebro. Aquí es donde procesamos los estímulos de manera racional, interpretando lo que percibimos para tomar decisiones conscientes. Por ejemplo, un espacio organizado y funcional puede activar sensaciones de control y eficiencia.

Gracias a la comprensión de estos procesos, los arquitectos pueden diseñar espacios que reduzcan el estrés, promuevan la relajación o estimulen la creatividad. Un ejemplo práctico es el uso de luz natural y techos altos en oficinas o espacios educativos para fomentar la concentración y el pensamiento abstracto.

Diseñar para el bienestar

La neuroarquitectura pone el bienestar humano en el centro del diseño, buscando crear espacios que no solo sean funcionales, sino también saludables y emocionalmente positivos. Para lograrlo, considera cómo elementos como la luz, el color, la acústica, la ventilación y los materiales afectan directamente a las personas que habitan esos espacios.

Principios clave para fomentar el bienestar

1. Luz natural y ritmo circadiano: Incorporar luz solar en el diseño no solo reduce el consumo energético, sino que también regula los ciclos de sueño y vigilia, esenciales para nuestra salud. Espacios que priorizan ventanas amplias y orientación estratégica promueven un ambiente energizante durante el día y relajante al atardecer.

2. Materiales saludables: El uso de materiales naturales, como la madera o la cerámica, aporta calidez y reduce la presencia de tóxicos en el aire interior. Además, estos materiales contribuyen a un entorno más agradable y acogedor.

3. Diseño acústico: La contaminación acústica puede ser una fuente importante de estrés. Diseñar espacios con buena absorción sonora y aislamiento acústico garantiza tranquilidad y mejora la concentración.

4. Biofilia y conexión con la naturaleza: La integración de elementos naturales, como jardines interiores, muros verdes o vistas al exterior, reduce los niveles de estrés y mejora el estado de ánimo. Estos entornos biofílicos favorecen la conexión con nuestro instinto natural de buscar espacios que nos hagan sentir seguros y equilibrados.

Un claro ejemplo del diseño para el bienestar se encuentra en hospitales que implementan jardines terapéuticos o salas con vistas a paisajes naturales. Estas intervenciones han demostrado acelerar la recuperación de los pacientes y reducir su estrés, demostrando cómo el entorno puede ser un aliado en la salud física y mental.

Diseñar para el bienestar no se trata solo de estética, sino de crear espacios que mejoren la calidad de vida y apoyen nuestras actividades cotidianas. Es un enfoque que transforma los edificios en lugares que promueven salud, felicidad y productividad.

La neuroarquitectura en acción

La neuroarquitectura no se queda en la teoría: su impacto es tangible en la forma en que los espacios diseñados bajo estos principios influyen en la experiencia de quienes los habitan. Desde hospitales hasta oficinas y viviendas, los proyectos que integran la neuroarquitectura logran transformar la interacción entre el entorno y las personas.

Ejemplos de diseño que impactan el cerebro:

- Espacios curvilíneos: Las formas orgánicas, como curvas y contornos suaves, activan áreas del cerebro asociadas con el placer y la relajación. En contraste, los ángulos rectos o los diseños rígidos pueden generar una sensación de tensión o alerta. Este principio ha sido aplicado en lugares como hospitales y escuelas para reducir el estrés y mejorar el confort de los usuarios.

- Lugares que inspiran creatividad: Ejemplo de esto es el Instituto Salk, diseñado por Louis Kahn, que combina amplios espacios diáfanos, vistas al mar y materiales naturales para fomentar la concentración y la innovación. Este diseño se creó con el objetivo de mejorar la productividad y el bienestar emocional de sus investigadores.

- Mapas cognitivos y térmicos: Estas herramientas tecnológicas permiten analizar cómo los usuarios perciben y se mueven en un espacio. Los datos obtenidos ayudan a optimizar la distribución de elementos, asegurando que los estímulos sensoriales sean los adecuados para la actividad a realizar. Por ejemplo, diseñar áreas tranquilas en bibliotecas o espacios de colaboración en oficinas.

La neuroarquitectura también encuentra aplicaciones específicas en la mejora de la experiencia cotidiana:

- En oficinas, optimizar la iluminación, el color y la acústica puede incrementar la productividad y reducir la fatiga laboral.

- En viviendas, la distribución que promueve la conexión entre espacios y la integración con elementos naturales mejora el bienestar emocional y físico de sus habitantes.

- En espacios públicos, diseños que fomenten la interacción social y el movimiento libre contribuyen al sentido de comunidad.

La neuroarquitectura en acción es una muestra clara de cómo el diseño puede ir más allá de lo visual para conectar profundamente con las emociones y necesidades humanas, creando espacios que realmente mejoran nuestras vidas.

Beneficios en el proceso de diseño

La neuroarquitectura no solo transforma los espacios que habitamos, sino que también revoluciona la manera en que concebimos y desarrollamos los proyectos arquitectónicos. Al integrar principios de neurociencia, los arquitectos y diseñadores pueden crear entornos que optimicen la experiencia humana y promuevan el bienestar de manera integral.

1. Enfoque centrado en el usuario: El diseño basado en neuroarquitectura prioriza la experiencia del usuario por encima de los estándares tradicionales. Esto implica considerar cómo cada elemento del espacio influye en las emociones, desde la distribución hasta los materiales utilizados. Como resultado, los proyectos se vuelven más humanos y personalizados, garantizando que respondan a las necesidades específicas de quienes los habitan.

2. Optimización de la funcionalidad: Los principios neuroarquitectónicos ayudan a crear espacios más eficientes y adaptados a su propósito. Por ejemplo, en oficinas, el uso de luz natural, colores estimulantes y zonas flexibles mejora la productividad y la creatividad. En hospitales, se diseñan habitaciones con vistas al exterior y acceso a luz natural para acelerar la recuperación de los pacientes.

3. Innovación en el diseño: La incorporación de tecnologías como el análisis de comportamiento y mapas térmicos permite a los diseñadores evaluar cómo las personas interactúan con el espacio en tiempo real. Esto fomenta la innovación, ya que las decisiones de diseño se basan en datos científicos en lugar de suposiciones. El resultado son espacios más funcionales y emocionalmente efectivos.

4. Beneficio económico y sostenible: Diseñar para el bienestar también tiene implicaciones económicas y ambientales. Espacios que integran principios de neuroarquitectura, como la iluminación natural y la ventilación cruzada, reducen la dependencia de recursos energéticos, optimizando los costos operativos y disminuyendo la huella ambiental del proyecto.

5. Espacios que trascienden: Un diseño neuroarquitectónico crea entornos memorables que no solo cumplen una función práctica, sino que también generan una conexión emocional con las personas. Esta conexión mejora la percepción del espacio y lo transforma en una experiencia significativa.

En definitiva, la neuroarquitectura redefine el proceso de diseño al unir la ciencia y la creatividad. Cada decisión, desde la elección de un color hasta la distribución del espacio, se convierte en una oportunidad para mejorar la calidad de vida de quienes lo habitan.

Conclusión

En el contexto de la arquitectura sostenible, la calidad del espacio interior es uno de los pilares fundamentales. Dentro de este principio, la neuroarquitectura juega un papel clave al ofrecernos herramientas para diseñar espacios que no solo cumplen su función, sino que también impactan positivamente en quienes los habitan. Si fuéramos más conscientes de cómo los espacios construidos influyen en nuestras emociones, podríamos mejorar significativamente nuestra calidad de vida y nuestra interacción con el entorno.

Seguiré compartiendo información sobre neuroarquitectura, ya que considero que diseñar espacios conscientes y saludables es una estrategia esencial para avanzar hacia una arquitectura verdaderamente sostenible. Te invito a reflexionar: ¿cómo puedes transformar los espacios que habitas para mejorar tanto tu calidad de vida como tu conexión con el entorno?

Espero te haya gustado,

Adaliz Sayago

Adaliz Sayago

Soy arquitecta y gestora ambiental, lo que me llevó de forma natural a especializarme en sostenibilidad en la construcción, aprovechando la estrecha relación entre ambas disciplinas. Estoy segura de que aprenderás mucho conmigo.

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